El Festival Intercéltico de Lorient (FIL), un evento que celebra la cultura celta en toda su diversidad, no solo es un espacio para la música y el arte, sino también un escenario de reivindicación y visibilidad para las lenguas minoritarias y minorizadas de las naciones celtas.
Uno de los detalles más notables del festival es la presencia del bretón (Brezhoneg), lengua propia de Bretaña, de origen celta. Muchas de las carpas y bares en el recinto del festival exhiben orgullosamente carteles que anuncian que se puede hablar en bretón, ya que cuentan con personal hablante nativo. Este gesto no es solo una muestra de hospitalidad, sino una afirmación de la vitalidad de la lengua bretona en un evento internacional.
Paseando por la calle principal del festival, donde se encuentran los puestos de artesanía y cultura, es imposible no notar la constante presencia de dos stands que cada año tienen un papel relevante: el puesto de lengua y cultura bretonas y el de la Unificación de Bretaña. Este último destaca por su campaña en favor de reclamar Nantes como parte histórica y cultural de Bretaña, subrayando la importancia de la unidad lingüística y cultural del país. Ambos stands no solo ofrecen información y actividades, sino que también son puntos de encuentro para aquellos interesados en la preservación y promoción de la lengua y cultura bretonas.
El FIL reúne anualmente a las ocho naciones celtas: Isla de Man, Galicia, Asturies, Gales, Cornualles, Bretaña, Escocia e Irlanda. Todas ellas comparten una característica común: poseen lenguas propias, que en muchos casos son minoritarias o están minorizadas. Este festival se convierte en un escaparate para estas lenguas, donde no solo se escuchan en las canciones y exoresiones artísticas, sino también en conversaciones cotidianas entre asistentes y artistas. La diversidad lingüística se convierte así en un eje central del evento, que refuerza el sentido de identidad y pertenencia entre las distintas naciones celtas.
Durante las proyecciones de CineFIL, el ciclo de cine del festival, se suscitó un interesante debate lingüístico. Una de las preguntas recurrentes fue por qué el asturiano, lengua de Asturies, no goza de un estatus oficial, a diferencia de otras lenguas celtas presentes en el evento. Esta cuestión refleja las luchas que aún enfrentan muchas de estas lenguas para obtener el reconocimiento y la protección que merecen, un tema sensible que resuena entre los asistentes, muchos de los cuales pertenecen a comunidades que también luchan por la visibilidad y la supervivencia de sus lenguas.
El Festival Intercéltico de Lorient demuestra la necesidad y el valor de respetar y dar visibilidad a las lenguas minoritarias. Estas lenguas son más que simples herramientas de comunicación; son expresiones vivas de las culturas a las que pertenecen, un vínculo inquebrantable que une a las naciones celtas en un festival que celebra sus similitudes y diferencias. En un evento de tal magnitud y relevancia internacional, la diversidad lingüística no solo se celebra, sino que se reafirma como un pilar fundamental del interceltismo que Lorient representa.
L’aise Breizh!
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