Feliz regreso a la barra de la sidrería

  • 13 septiembre, 2021

 

Once meses, poco menos de una vuelta completa al sol, ese es el tiempo de penitencia sanitaria que se nos fue impuesta. Once largos meses de reducir la charla a los cuatro de la mesa, de no contar con el soporte adecuado para el codo, de hablar con el camarero a distancia y tener los pinchos reducidos a lo que tuvieran a bien poner en la mesa. Pero se ha acabado por fin el suplicio y el pasado viernes 10 de septiembre- fecha a rememorar- han reabierto las barras

Yo estaba allí, en una mesa de la sidrería, sin percatarme siquiera de la hora, cuando el camarero tocó una campana para llamar la atención de los presentes y, con la solemnidad que corresponde al insigne momento, declaró que llegada la medianoche quedaba oficialmente abierta la barra. Simultáneamente salieron más pinchos de la cocina para ser estratégicamente repartidos por la anhelada barra.
Pero no os creáis que hubo una estampida de clientes, como podría esperarse, a acotar su espacio. Dicen que 21 días es bastante para cambiar una costumbre y nosotros llevábamos 330 convenciéndonos del peligro de la barra.
Una especie de sobresalto colectivo pasó de mesa en mesa y nos miramos de reojo, entre la ilusión y el temor, pero sin alzar el culo. Aún pasaron un par de minutos antes de que la primer valiente se levantase del sitio y bajo la mirada de todo el bar avanzara con paso altivo -como el prota de las pelis de vaqueros cuando se enfrenta a las puertas de la muerte- hasta detenerse a una cuarta escasa de la barra.
El mundo contuvo el aliento mientras nuestra heroína asentía en silencio al escanciador, que cumplió  su papel dándole la espalda y descorchando otra botella, y con decisión apoyó el codo izquierdo en la barra, estirando sin miedo la mano derecha y tomando -desafiante, altiva, orgullosa- un pincho de tortilla.
Se rompió el hechizo y entonces si, como obedeciendo una misteriosa llamada la naturaleza, decenas de clientes se pusieron en pie y retomaron su lugar.

Yo, personalmente, nunca olvidaré el sabor de aquella tortilla.

Llucía F. Marqués


Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.

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