El voto a favor de la utilización del asturiano en la Junta por parte de FORO parece indicar un cambio de posiciones respecto a la Oficialidad que los partidos teóricamente favorables tendrían que aprovechar de inmediato para sumar la mayoría necesaria y cambiar el Estatuto
El pasado 26 de Mayo PSOE, Podemos Asturies e IU –partidos que la llevan la oficialidad en su programa– alcanzaron 26 de los 45 diputados de la Junta General, demostrándose con ello el interés del pueblo asturiano en esta cuestión, decisiva en la campaña. En aquel momento se dijo que la Oficialidad quedaba fuera del alcance de los asturianos por la falta de un único diputado, un voto que marcaba la diferencia entre el reconocimiento o no de un derecho básico que a los asturianos se niega.
Dejando a un lado la conveniencia de que los derechos humanos deban ser sometidos a plebiscito como si fueran opcionales, parecía entosnce que estábamos a un paso, pero no, debido a los previsibles votos en contra de VOX, PP, C’s y FORO. Por si acaso, han preferido no probar y quedarse con el resultado alcanzado en pleno de noviembre del 2018, cuando, a falta de VOX, fueron los votos en contra del PSOE, PP, C’s y FORO los que impidieron la oficialidad.
Si embargo, ayer se anunció la reforma del Reglamento de la Junta General del Principado que permite la utilización el asturiano en la cámara sin límite, en este caso con el voto a favor (aparte de los previsibles) del representante de FORO, lo que abre la puerta a un posible cambio de escenario, facilitado por la salida de Alvarez Cascos -uno de los más firmes detractores de la Oficialidad- del partido.
Trasladados los resultados a una reforma el estatuto, el voto de FORO implicaría la mayoría necesaria, por lo que la tan ambicionada oficialidad estaría al alcance.
El cambio de postura de un partido ante una cuestión tan fundamental no queda fuera de lo posible, por mucho que pueda parecer que es una cuestión en la que las posiciones están fijadas de antemano; valga de ejemplo el paso dado por el PSOE entre la votación del 11/2018, cuando votó en contra la oficialidad, y su posterior campaña electoral a favor -que tantos votos le ha valido- unos meses más tarde.
Nada más queda esperar que no haya modificaciones de opinión en el sentido contrario y que la presión del pueblo asturiano durante décadas de finalmente fruto, forzando a sus representantes políticos a reconocer, aunque sea dentro de un Estatuto de segunda no escogido por los asturianos, la Oficialidad de su lengua. Después, quedará pendiente la lucha para conseguir que la alcanzada sea una Oficialidad completa, real y de forzado cumplimiento en todos sus aspectos y no quede -como la oficialización de los topónimos- en una cuestión voluntaria y anecdótica.
Llucía F. Marqués
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