El CIS lo sabe, nosotros también

  • 6 enero, 2019

 

Siempre que hay ocasión de analizar el proceso de desmantelamiento industrial, de destrucción del tejido socio-económico asturiano, el aislamiento, la emigración forzada de la juventud asturiana, el genocidio poblacional que sufrimos, la represión sistemática de la lengua asturiana, el abandono de nuestro patrimonio cultural y de cualquier expresión de la cultura asturiana, se llega a la inevitable conclusión de que todo ello no es consecuencia de la suma de coincidencias e incapacidades, sino que responde a una firme planificación. Una planificación del Reino de España con la necesaria colaboración de sus secuaces del “Principado”

Y la pregunta es inevitable ¿Pero por qué? ¿Es que España nos tiene manía? ¿nos odia? Y es entonces cuando hay que echar un vistazo a los resultados que periódicamente realiza el CIS en el que se refleja que Asturies es una de las “comunidades” del Estado con más autorreconocimiento nacional y menos sentimiento de pertenencia al Reino de España, y es entonces cuando hay que recordar que España es un proyecto político incompleto, que pretende instituirse asimilando a las naciones que tiene bajo su yugo.

Hay que recordar que en la mal llamada “transición” del 78, el Reino de España diseñó un marco en el que solamente tienen cabida la realidad nacional catalana y vasca, y en menor medida la gallega, y que en esa planificación Asturies, huérfana de políticos que la representaran, quedó relegada a una comunidad de tercera categoría, imponiéndosenos desde Madrid un ente autonómico –el “Principado”- y un Estatuto de mínimos que, a diferencia de otras naciones, nadie nos permitió votar.

Pero 40 años más tarde Asturies no encaja en ese marco artificial, y todos los estudios sociológicos realizados al respecto muestran como el pueblo asturiano no admite esa realidad, como no se siente español, y como nuestra identidad está por encima de cualquier consideración. Tanto es así que el SADEI –sociedad pública dependiente del “Principado” que realiza estudios sociológicos- ha dejado de incluir en sus informes el grado de identificación nacional de los asturianos, para evitar que esta realidad sea conocida por los propios asturianos, de tal forma que a veces cada asturiano/a por separado cree que es el único que piensa de esa manera, cuando es el sentir mayoritario.

Y ya nos lo dijo Areces, que corrupción, servilismo e ineptitud aparte es el presidente del “Principado” que más joyas soltó por esa boca: “El problema de Asturies es que tiene demasiada identidad”. ¿Y cómo se soluciona eso? ¿Cómo se consigue que una nación deje de sentirse como tal?

La República Española comenzó a diseñar para Asturies los primeros desplazamientos poblacionales, y el franquismo los llevaría al paroxismo favoreciendo o imponiendo el destierro y favoreciendo la emigración de decenas de miles de asturianos e importando cientos de miles de emigrantes con la voluntad de modificar la estructura social y cultural del pueblo asturiano… y a la vuelta de 50 años resulta que toda esa población se ha integrado; ahora ellos y sus descendientes se consideran totalmente asturianos, y se han contagiado de la misma desafección por el Reino de España, tal como refleja la reciente encuesta del CIS.

Entonces, ¿qué hacer? ¿Cómo integrar a Asturies dentro de su proyecto de España? El exterminio. Suena fuerte, pero no existe mejor definición. Para que Asturies deje de ser Asturies tiene que dejar de existir. Tiene que ser aculturizada, su lengua perseguida, sus señas de identidad folclorizadas, su patrimonio destruido, su historia negada y falsificada, las estructuras sociales y económicas arrasadas, la base industrial desmantelada, sus infraestructuras de comunicación bloqueadas, de tal forma que el paro y la precariedad –no solo económica, sino incluso vital- obliguen a la juventud asturiana a emigrar, a dejar su país, su casa, su familia, sus amigos… y que en Asturies solo queden los cuatro jubilados que no quieran o no estén en condiciones de irse a Benidorm, y los imprescindibles camareros para atender a los turistas madrileños.

Y es así como están llevando al Pueblo Asturiano a una de las situaciones más difíciles de su historia, donde el sufrimiento que están generando hace que –entre otras cosas- estemos a la cabeza de Europa en suicidios. Pero vuelven a hacerse públicos los estudios sociológicos –ocultados hasta la fecha por los medios de comunicación “asturianos”-, realizados por una entidad estatal nada sospechosa de asturianismo y resulta que no lo consiguen, que los asturianos seguimos sintiéndonos miembros de nuestra nación y no nos reconocemos en la que nos quieren imponer. Nos acorralan, aíslan, machacan, humillan, reprimen y seguimos proclamando que somos asturianos.

La juventud asturiana sigue resistiendo heroicamente a la emigración forzada, teniendo que sacrificar en muchas ocasiones sus propias perspectivas vitales; el pueblo asturiano sigue aferrado a sus tradiciones e identidad, y aunque nuestra lengua no goce de los mínimos derechos internacionales reconocidos, seguimos hablando asturiano, y vamos a más, y aunque nos impongan un “Principado” y una “Princesa de Asturias” no consiguen que nos sintamos españoles.

La pregunta ya no es ¿qué más nos van a hacer? Es ¿cuándo vamos a empezar a hacer algo? ¿Cuándo vamos a organizarnos como lo que somos, como lo que sentimos, como asturianos y asturianas? Y mucho cuidado aquí con intentar culpabilizar a quienes hasta la fecha han hecho todo para intentarlo, para quienes llevan –llevamos- años defendiendo proyectos de construcción nacional y social para Asturies, defendiendo la oficialidad de nuestra lengua, denunciando la farsa del Estatuto impuesto y su ridículo “Principado”, los que contribuyen día a día a que ese sentimiento que ahora refleja el CIS sea una realidad.

Miremos para otro lado, miremos para quienes apoyan proyectos de sumisión, de servilismo, para quienes trasladan a la sociedad asturiana que la salida será la que nos mande Madrid, donde hay líderes magnánimos –y muy guais algunos al parecer- que van a venir a Asturies a solucionar nuestros problemas ¡los problemas de los que ellos mismos son los responsables! Seamos conscientes de que necesitamos desenmascararlos, pese a quien pese, porque es imprescindible transmitir a la sociedad asturiana que ella tiene que ser la auténtica protagonista de su presente y su futuro, de que, tal como manifiestan en las encuestas sociológicas, España no es la solución, España es el problema, y el futuro de Asturies y de los asturianos y asturianas jamás puede depender de ellos.

Necesitamos un proyecto político creíble que dé la oportunidad al pueblo asturiano de expresar políticamente su sentimiento, sus convicciones, que se enfrente a las políticas diseñadas por el Reino de España para Asturies, que impida que sigan destruyendo nuestro país, y que nos permita iniciar la imprescindible reconstrucción nacional y social. Necesitamos trabajar en común, andechar, hacerlo bajo unos puntos mínimos y avanzar, avanzar, porque ¡el futuro es nuestro!

Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.

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