Agrada ver el reconocimiento de uno de nuestros platos tradicionales por el mundo, pero al tiempo rechina ver la fabada con la botella de vino de la Rioja
Hasta el díe 18 de febrero se celebra en 28 restaurantes madrileños y otros 20 asturianos la Ruta de la fabada, en su cuarta edición en Madrid y por primera vez en Asturies, una oportunidad para dar a conocer nuestra gastronomía más auténtica que, según su organizador, Nacho Sandoval, puede ser importante a la hora de fomentar el turismo gastronómico.
La fabada, en cambio, queda coja: en la Ruta se ofrece acompañada de vino de Rioja; no sidra, no Vino de Cangas, no, Rioja. Ignoramos si el problema deriva de ignorancia por parte de la organización, desmérito intencionado para lo asturiano o falta de disposición a participar en el evento por parte de los llagares y bodegas asturianas, pero, con todo el respeto para los productores del vino de la Rioja, cuya calidad está bien reconocida, es un despropósito fomentar el turismo gastronómico de un país con bebida de otro.
A su vez se echa en falta el respeto a la toponimia, seguros como estamos de que en Madrid no tendrían ninguna dificultad para entender la palabra «Asturies».
Llucía F. Marqués
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