Se levanta la prohibición de dejar carroña en el monte

  • 6 junio, 2017

La recuperación de la costumbre de dejar en el monte los animales muertos era una de las medidas solicitadas tanto por ecologistas como por ganaderos para limitar los daños de lobos y osos

Hasta ahora y desde la crisis de las vacas locas el Principado obligaba a los ganaderos a informar de todas las reses muertas, para que fueran retiradas por la empresa pública Proygrasa. Hablamos de más de 25.000 animales domésticos muertos que anualmente se retiraban, animales que antes de esta prohibición permitían la alimentación de osos y lobos sin tener que atacar al ganado vivo.

Ahora, Desarrollo Rural autorizará, bajo control sanitario y administrativo, el abandono de reses  y animales de pastoreo muertos con el fin de alimentar a la fauna salvaje. Quedan excluidas de esta medida las zonas cercanas al aeropuerto, lo que afecta a los concejos de Avilés, Carreño, Castrillón, Corvera, Xixón, Gozón, Illas, Llanera, Muros de Nalón, Pravia y Sotu’l  Barcu.

 

Con esta medida se trata de reparar los daños causados tanto al pastoreo como a la fauna salvaje por la mencionada prohibición, facilitando la alimentación de especies necrófagas protegidas (buitres), lobos y osos.

Desarrollo Rural reconoce que “la retirada generalizada de los cadáveres de ganado del campo asturiano podría generar un déficit de alimento que afectaría a las especies carroñeras de interés comunitario y a los ecosistemas que las albergan”, tal como habían alertado los conservacionistas, y fija unas estrictas condiciones sanitarias y administrativas para autorizar el depósito de cuerpos de animales domésticos en el monte.

Los ganaderos deberán notificar el abandono de los cuerpos y dar de baja al animal y los restos no podrán abandonarse a menos de 200 metros de zonas habitadas, abrevaderos o puntos de pastoreo. Además, la consejería se reserva el derecho de control e inspección necesarias para garantizar que el abandono de carroña no afecta a la salud pública.

La duda que queda es saber si, tras  veinte años retirando los cadáveres -tanto de animales domésticos como de los salvajes-de los montes, los lobos y osos que se vieron forzados a cazar para alimentarse, acostumbrándose incluso en algunos casos a arriesgarse a acudir a las cercanias de zonas habitadas por el ser humano, serán capaces de volver a su  ser natural y alimentarse de carroña. Se supone que un periodo de adaptación será necesario, por lo que pedimos al ser humano un pocode paciencia y calma para esperar a que se restablezca el equilibrio natural que nosotros mismos rompimos.

Llucía F. Marqués

Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.

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