Hoy la autopista del Güerna debería tener las barreras levantadas. Qué digo levantadas, eliminadas, desmontadas, desaparecidas. Tendría que ser libre la salida/entrada Asturies, sin la multa de 13,50 por abandonar el país. Ayer fue el día en el que se cumplía el fin de la concesión a Aucalsa por el aprovechamiento de la autopista y el Güerna tendría que ser de libre circulación.

Pero no. Gracias a la maravillosa gestión, de Francisco Álvarez Cascos, primero, aumentando la concesión, y después de todos los presidentes del Principado, carentes de toda capacidad de presión en el gobierno estatal, incompetentes para negociar una solución, los asturianos tendremos que seguir pagando durante 29 años más.

La concesionaria defiende que solo ha recuperado un tercio de lo invertido en la autovía. Suponiendo que es cierto el dato ¿desde cuando el usuario debe pagar la mala inversión o mala gestión de una empresa? Las noticias recogen que quieren ingresar otros 2.000 millones de euros; dicho de otra manera, los asturianos pagaremos otros 2.000 millones de euros a la sociedad Autopista Concesionaria Astur-Leonesa, S.A. (Aucalsa).

Además de los ingresos por la explotación directa de la AP-66, Aucalsa también recibe bonificaciones del Estado para abaratar el precio que pagan los usuarios. En 2021, esa bonificación es de 6,1 millones, que hasta ahora no se han traducido en rebaja en el coste. El proyecto de presupuestos 2022 eleva la cantidad a 9,1 millones, sin que se haya especificado aún la repercusión que tendrán en la tarifa que abonan los usuarios. En cualquier caso, la cifra queda muy lejos de los 55 millones que el Ejecutivo de Pedro Sánchez destinará, por segundo año consecutivo, a compensar el pago en la AP-9 en Galicia.

Mientras tanto, los precios del Güerna son los terceros más caros por kilómetro recorrido de todo el Estado.