El Día Mundial del Medio Ambiente se cellebró ayer sin pena ni gloria en Asturies: una exposición fotográfica, la edición de un libro, una marcha en bici con protesta programada para el fin de semana y el mar, con perdón, lleno de mierda en el sentido más literal

Este 5 de junio tampoco había nada digno de cellebrar en Asturias, el «Paraiso Natural» en el que agonizan los 54 últimos urogallos, donde se ha pasado del 70% al 43% de superficie arbolada en un par de décadas y se permite la invasión de especies alóctonas dañinas con intereses económicos, donde las incendios brutales empiezan a ser tradicionales, los escapes tósicos son tan habituales que ya no son noticia – tenemos la peor calidad de aire del estado y el mayor nivel de muertes por razones ambientales- y los espacios naturales son reclamo turístico antes que refugio natural.

Los criterios económicos priman en Asturies por encima del medio ambiente y de la salud misma de los asturianos, permitiéndose a las industrias emisiones tóxicas tanto al aire como a los acuíferos, consitiendo obras y explotaciones que deterioran irreversiblemente el hábitat de especies protegidas-algo que también perjudica a los ganaderos, que se ven invadidos por estos animales en busca de espacio- , anteponiendo un turismo mal entendido a la gestión ambiental de los Parques naturales… La falta de dotación de medios materiales y de soporte legal a la guardería de montes imposibilita controlar el envenenamiento indiscriminado y el furtivismo; la permisión de metodos de pesca y estración de algas que arrasan con los caladeros se confabula con los vertidos tóxicos que llegan a la mar para ir agotando nuestras costas; la deficiente planificación de los recursos hídricos, con vertidos, canalizaciones innecesarias y un importante déficit de depuradoras para el tratamiento de aguas residuales, junto con la desprotección a especies ca vez más escasas en los ríos, como los salmones o las anguilas, lleva a la extinción de los hábitas fluviales y de ribera…

Una enumeración larga y dolorosa de ataques desmedidos y en muchos casos incomprensibles, de los que solo puede deducirse un total desprecio de las administraciones, española y del «Principado», hacia lo que es Asturies como territorio, equiparable nada más al desprecio que muestran hacia lo que es Asturies como país.

Llucía F. Marqués

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